Si has llegado aquí puede ser porque hayas perdido por suicidio a alguien muy importante en tu vida. También es posible que quieras ahondar un poco más en el duelo por suicidio por diferentes motivos.

Las personas en duelo por el suicidio de un ser querido se preguntan con mayor frecuencia por qué ocurrió, experimentan un estado de shock más intenso y de mayor duración, sufren mayores niveles de culpa y vergüenza, se puede producir un mayor aislamiento social, experimentan más impacto en su vida.

El duelo que se inicia tras una pérdida por suicidio posee unas características muy específicas que lo diferencian de otros tipos de duelo y lo convierten en uno de los procesos más difíciles de afrontar.

Incredulidad

Culpa

Vergüenza

Desesperación

Tristeza

Soledad

Abandono

Confusión

Impotencia

Enfado

¿Por qué?

Cuando una persona muy querida se suicida, encontrar un sentido a lo que ha sucedido, hallar la explicación de los motivos que han conducido a su ser querido a quitarse la vida, se convierte en una de las principales preocupaciones para la mayoría de los supervivientes. En muchos casos es inevitable darle vueltas una y otra vez a lo que ocurrió horas, días o semanas antes del suicidio. Esta necesidad de revisar continuamente el tiempo anterior al hecho en busca de una explicación genera en muchos supervivientes un mecanismo de rumiación obsesiva, mucho más frecuente en el duelo por suicidio que en otros tipos de duelo. Sin embargo, la búsqueda de una explicación es una parte necesaria del proceso de duelo y puede ayudar a los supervivientes a darle un sentido a lo ocurrido y a aprender a aceptar la ausencia de respuestas.

Muchas personas, tras una búsqueda exhaustiva de los motivos que llevaron a su ser querido al suicidio, se dan cuenta de que jamás podrán encontrar una respuesta a ese porqué y tendrán que aprender a vivir con esas preguntas.

Culpa

Las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido por suicidio experimentan intensos sentimientos de culpa y responsabilidad por la muerte, con frecuentes autorreproches como «tenía que haberme dado cuenta de que estaba sufriendo tanto», «¿cómo no pude evitarlo?». En el caso de las personas que han perdido a un hijo por suicidio se experimenta un fuerte fracaso de rol.

Las madres y los padres sienten que no han protegido a su hijo, que han fallado en su papel protector y que no han sabido educarle o quererle, y esto genera una intensa angustia y mucha culpabilidad. La culpa en el duelo por suicidio se asocia con la creencia de que el suicidio se podía haber evitado.

En este sentido, la asistencia a grupos de duelo por suicidio puede ser muy valiosa, ya que permite comprender el injustificado sentimiento de culpa que experimentan los otros integrantes.

Estigma

El estigma que rodea al suicidio añade aún más dificultad para elaborar este duelo. El estigma social es quizás una de las características más específicas del duelo por suicidio y que más lo diferencia de otros tipos de duelo. Parece ser una reacción habitual cuando alguien se entera de un suicidio o de un intento de suicidio. La sociedad tiende a asumir que cuando alguien se suicida es que «algo no funcionaba bien en esa familia».

El estigma relacionado con el suicidio se refleja en el lenguaje que se utiliza cuando se habla de ello, tanto en los medios de comunicación como en los textos sobre suicidio y entre la población en general. Según el Diccionario de la Real Academia, «cometer» significa «caer, incurrir en una culpa, yerro, falta… ». Por tanto, cuando decimos que alguien «cometió suicidio» estamos equiparando el suicidio al homicidio o asesinato. Esta expresión representa un juicio implícito. Es más adecuado decir que alguien «murió por suicidio» o «se quitó la vida». De esta manera, podemos ayudar a disminuir el estigma sobre el suicidio.

Esto se debe a la ambigüedad social que existe con respecto al duelo por suicidio. El estigma puede condicionar las respuestas tanto emocionales como de conducta de las personas del entorno, y por otro lado, puede llevar a algunos supervivientes a ocultar las circunstancias de la muerte de su ser querido.

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